Tu empresa no debería ser tu cárcel 🚀 #Comic 001 #HowsOscar
Cuando no delegás, no liderás: controlás. Y eso, a largo plazo, te encierra. Delegar no te resta poder, te libera para pensar, crear y hacer crecer.
Durante años, confundí liderar con hacerlo todo. Ser el primero en llegar, el último en irme, aprobar cada pago, resolver cada conflicto, contestar todos los correos.
Me decía: “nadie lo va a hacer mejor que yo”. Y quizás era cierto. Pero también era cierto que me estaba convirtiendo en el cuello de botella de mi propia empresa.
Delegar no es rendirse, como dice el cómic. Es multiplicarse. Pero eso cuesta entenderlo cuando venimos de una cultura donde el mérito se mide por lo que aguantamos, no por lo que construimos.
Muchos dueños de PYMEs son, sin quererlo, los carceleros de nuestros propios sueños. Si todo depende de uno, la empresa no es una plataforma de libertad… es una prisión. Una muy exigente, además: no tiene feriados, no acepta bajas médicas, y no paga horas extra.
Aprender a soltar no es un acto de abandono. Es un acto de madurez. Significa formar equipos, construir procesos, aceptar que alguien lo va a hacer diferente… y que eso no es un error, sino una evolución.
La gran transformación viene cuando dejamos de querer ser indispensables y empezamos a querer ser prescindibles. Porque ahí es cuando nuestra empresa empieza a volar más alto que nuestro propio tiempo disponible.
Hoy entiendo que mi tarea como líder no es apagar incendios todo el día, sino construir un equipo que sepa encender luces. Y para eso, hay que confiar, soltar… y multiplicarse.
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